El articulo analiza la evolución del régimen político de Nicaragua en el período 2020-2022 a través del marco teórico de la regresión en la calidad de las democracias. Después de las protestas de 2018 el régimen, con una ya dudosa calidad democrática, tuvo que enfrentar la disyuntiva de negociar o reprimir. Optó por la segunda, y esta decisión se ha materializado en varias dimensiones. La aprobación de tres leyes ha reducido las libertades y ha creado un marco para la represión política y social. Se han encarcelado varios líderes opositores, y el proceso electoral de 2021 no fue competitivo ni avalado internacionalmente. En política exterior se ha alejado de su entorno regional y se ha alineado con Rusia. Por todo ello el artículo constata que se ha producido un cierre autoritario en Nicaragua.