El artículo rastrea en una perspectiva de análisis electoral la existencia de lo que se conoce en Colombia como el “voto amarrado”, base del poder supuesto de lo representantes. Se selecciona un grupo de candidatos al Senado en función de su longevidad y se analizan sus votos sobre un período relativamente largo de tiempo para evaluar la estabilidad del caudal, su concentración territorial y su carácter más o menos autónomo con respecto a las organizaciones partidarias. Las evidencias empíricas muestran que si bien existen senadores con un voto relativamente estable, concentrado y autónomo en relación a los partidos, los casos no son tan frecuentes. Por otra parte, incluso para los casos más llamativos, matizan las ideas demasiado simples acerca del “voto amarrado”, haciendo aparecer ciclos de estabilidad y concentración que parecen vinculados a la pertenencia a los partidos.