Los estudios internacionales han alcanzado un importante grado de autonomía respecto a la ciencia política, y aquello lo demuestra su desarrollo en las principales universidades. Sin embargo, esta autonomía práctica dentro de las ciencias sociales tiene problemas para justificarse científicamente y cuenta además con un argumento débil en relación con el objeto de estudio. El auge del realismo neoclásico –fundada en la explicación de la política exterior y con base en la distribución del poder en el sistema internacional teniendo en cuenta la política nacional– tiene el potencial de revertir esa autonomía práctica al debilitar el argumento de esta. Inadvertidamente, el realismo neoclásico nos obligaría a revisar la autonomía de los estudios internacionales respecto a la ciencia política.