Después de seis años en el poder, 2012 marcó el pináculo de la acumulación de poder político para Rafael Correa. Además de una política exterior asertiva y un dominio sobre el poder legislativo, el Presidente logró ejercer amplio control sobre la rama judicial y los medios. Bajo el liderazgo de Correa, el Ecuador se ha beneficiado de un aumento en los gastos sociales, logrando una reducción en la pobreza y el desempleo. Sin embargo, estas políticas han aumentado el déficit fiscal que el país está financiando a través de vínculos comerciales con la China. Éste y otros sucesos, como las manifestaciones en zonas petroleras del Oriente, presagian posibles límites a la sostenibilidad de las políticas actuales. No obstante, el corto plazo brilla para Correa, gracias a sus logros económicos, la debilidad de una oposición creíble y su control sobre las instituciones estatales. El éxito de la Revolución Ciudadana se manifestó en las elecciones de 2013, que resultaron en la reelección y en una mayoría legislativa abrumadora para el Presidente.