La crisis económica que sufre España desde 2008 ha derivado en 2012 en un escenario de crisis social, crisis de representación política, y pérdida de calidad de
la democracia. Las políticas públicas que el gobierno de Mariano Rajoy ha diseñado, en su primer año de gobierno y bajo tutela europea, han estado dominadas por la austeridad y los recortes. Estas políticas han provocado un incremento del desempleo, las movilizaciones ciudadanas y las críticas a la actuación política. Estas críticas suponen un alejamiento de la ciudadanía de los partidos políticos mayoritarios y un cuestionamiento del funcionamiento de modelo descentralizado de organización del Estado en comunidades autónomas.