Aunque existe bastante desacuerdo respecto a los efectos políticos que tiene el sistema electoral binominal en Chile, muchos concuerdan en que éste proporciona fuertes incentivos para la formación y la permanencia de las coaliciones de gobierno. Este artículo cuestiona estos supuestos, sosteniendo que la capacidad del sistema electoral para inducir la formación de coaliciones depende en la realidad del contexto. Basándose en un análisis de niveles relativos de apoyo electoral entre partidos, la póliza de “recompensa” segura para los perdedores en las elecciones más competitivas, y la sincronización y secuencia de las elecciones presidenciales y legislativas, este artículo delinea las condiciones bajo las cuales el sistema de coaliciones se hace más fuerte o más débil. Concluye que estas variables se alinean para producir un ambiente poco propicio para el mantenimiento de la coalición gobernante con la aproximación de las elecciones presidenciales del 2005. En términos teóricos, el artículo cuestiona las conexiones directas y mecánicas entre sistema electoral y resultados de partido, argumentando que no deberíamos sorprendernos cuando variaciones del entorno causan resultados distintos a los teóricamente esperados. Estos hallazgos contribuyen a un consenso emergente sobre muchas de las reglas teóricas vinculadas a la conexión entre sistema electoral y desarrollo del sistema de partidos basadas en el modelo norteamericano y europeo que, en el peor de los casos es tenue y, a lo más, necesitan ser aplicadas con mucho cuidado en América Latina y en el resto del mundo.