Las elecciones legislativas del 2005 le han otorgado un fuerte respaldo a la gestión del presidente Néstor Kirchner, permitiéndole realinear políticamente al Partido Justicialista, exorcizar a la mayoría de sus competidores políticos dentro y fuera del partido, alcanzar un sólido control institucional del Congreso y posicionarse para una muy probable reelección en el 2007. Como ocurriera en las dos elecciones previas, sin embargo, una creciente fragmentación del voto opositor le ha otorgado al peronismo un sustantivo premio en bancas en el Congreso. Esta creciente fragmentación y territorialización del voto, a su vez, sigue dando continuidad política e institucional a los distintos oficialismos provinciales, quienes revalidaron sus credenciales electorales a nivel subnacional.