El débil desempeño, la alta inflación y la devaluación del peso crearon un escenario de críticas hacia las decisiones económicas y fiscales del partido en el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y de igual forma facilitaron que el presidente Enrique Peña Nieto tuviera una baja tasa de aprobación. El PRI inició el periodo electoral de 2018 en una posición débil, lo cual redujo sus posibilidades de derrotar al principal candidato de oposición, Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).