En Bolivia, el año 2019 marcó el fin de una era: en noviembre, tras casi 14 años en el poder, Evo Morales fue forzado a dejar prematuramente la presidencia y, poco después, también el país. Este acontecimiento dramático fue precedido por elecciones controvertidas, denuncias de fraude electoral, protestas postelectorales masivas y el cambio de bando de la policía y las Fuerzas Armadas. En lugar de calmar la situación, la renuncia de Morales provocó una nueva escalada del conflicto, con enfrentamientos violentos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Sin embargo, finalmente se llegó a una solución negociada de la crisis que permitió a la polémica presidenta interina Jeanine Áñez convocar nuevas elecciones. En un intento por entender esta extraordinaria cadena de acontecimientos, el artículo (1) resume las principales causas que han hecho tan vulnerable al otrora invencible gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) y (2) analiza las elecciones de octubre, así como la dinámica sociopolítica que se desarrolló después, centrándose en las principales controversias en torno a las elecciones (¿fraude electoral?) y la caída de Morales (¿golpe de estado?). Finalmente, (3) el artículo evalúa brevemente la dinámica bajo el actual gobierno interino y considera las próximas elecciones generales previstas para el 6 de septiembre de 2020.