Las protestas de abril de 2018 en Nicaragua inauguraron una ola de protestas latinoamericanas que posteriormente se extendió por toda la región en 2019. Las protestas y su represión gubernamental causaron una crisis del régimen político nicaragüense. Sin embargo, a pesar de la presión internacional, la cruel realidad de una grave recesión económica, un apoyo público bajo y decreciente y la continua resistencia de la oposición durante todo el 2019, el régimen orteguista ha demostrado una notable resistencia frente a los pedidos de cambio. De hecho, el régimen ha reforzado su control y ha logrado neutralizar las demandas del cambio en el curso de las negociaciones con la oposición que finalmente fracasaron. Centrándose en los principales actores y estrategias tanto de la oposición, como del régimen, el artículo argumenta que son las características neopatrimoniales del régimen lo que explican esta sorprendente resistencia.