El año 2023 en Guatemala estuvo definido por las elecciones más sorprendentes y tumultuosas de toda América Latina. Después de su impactante segundo lugar en la primera vuelta, el poco conocido candidato anticorrupción Bernardo Arévalo del joven partido Movimiento Semilla ganó la presidencia. Tras años de declive democrático creciente y una campaña legal agresiva contra opositores al régimen, las elecciones de 2023, que estaban destinadas a fortalecer aún más el autoritarismo, se convirtieron en un avance democrático. Este artículo hace un balance del ciclo electoral de 2023, analizando los factores sociales, políticos e internacionales favorables para la consolidación autoritaria junto con las dinámicas sorprendentes de resistencia democrática. El reciente declive antidemocrático de Guatemala fue impulsado no por un agrandamiento ejecutivo sino por entidades procesales y judiciales en una misión política e intentando utilizar instrumentos legales para criminalizar la disidencia. Sin embargo, a través de una combinación de divisiones en la coalición gobernante, impulso de movilizaciones anticorrupción anteriores y un sólido respaldo internacional, actores desde abajo, especialmente las comunidades indígenas y el movimiento de oposición amplio cultivado por Semilla, salvaron la democracia guatemalteca. Al hacerlo, trazaron un camino hacia la renovación política que pocos podían haber imaginado un año antes, aunque sus promesas siguen siendo frágiles e inciertas.