La implementación del voto electrónico en la administración electoral ha generado diversas posiciones e ideas en torno a su impacto en la calidad de la democracia. Como parte de las nuevas tecnologías, algunos ven en el voto electrónico el advenimiento del fin de la democracia representativa y otros el inicio de una nueva era: la democracia digital. En este artículo se analizan las dos variantes generales de voto electrónico existentes: la urna electrónica y el e-voto; se estudian comparativamente las dimensiones que convergen en el debate actual: la calidad de la democracia, las nuevas tecnologías de la información y la administración electoral, y se propone un esquema de análisis para entender las posiciones discursivas en torno a su implementación dentro de un continuum pesimista-optimista y sus potencialidades reales en la administración electoral. Se señalan las condiciones políticas y sociales para la implementación del voto electrónico, considerando que sólo es un instrumento de la administración electoral que puede ayudar a mejorar la calidad de la democracia, si el contexto y las condiciones del país en donde se aplique son permeables a las potencialidades de las nuevas tecnologías.