Definiendo populismo como un esfuerzo por debilitar las instituciones, en este artículo planteo que los partidos políticos pueden ser un antídoto contra el populismo. Mientras más fuertes y más accountable ante la población sean los partidos, menores serán las posibilidades que aparezcan nuevos líderes populistas en América Latina. En este trabajo defino partido político como grupo de políticos que siguen asociados en la misma organización después de perder una elección. De esta forma prescindo de variables ideológicas para definirlos. Además, esta definición me permite diferenciar partidos políticos de movimientos populistas temporales que se organizan electoralmente como partidos. La estabilidad del sistema político está determinada por la existencia de partidos políticos. Analizando casos históricos y recientes de Latinoamérica y ofreciendo datos electorales que validan estas afirmaciones, sugiero que los países donde existen formaciones partidarias estables y fuertes tienen menos riesgos de experimentar fenómenos populistas. También sugiero que las experiencias populistas en dichos países sólo aparecen asociadas al debilitamiento de los partidos políticos. Así, la existencia de verdaderos partidos políticos es una condición necesaria, no suficiente, para evitar la irrupción del populismo.